INTRODUCCIÓN

 

Solemos mirar las cosas, a los otros y a uno mismo de una forma negativa. Todo lo que sea distinto a uno, se degrada y se critica. A todo se le puede poner una etiqueta, como si la gente, las situaciones fueran una "foto estática", lo que imposibilita ver su contexto, en estructura, y aún menos en proceso, como si las cosas fueran de una única manera y nada cambiara. Es lo "natural" decimos. "Las cosas son así". Una mirada naturalizada que naturaliza y cosifica lo que ve. Esa forma de mirar es una actitud desde la que criticamos, valoramos y opinamos de las cosas, de los demás. 

No nos damos cuenta que esa forma de mirar viene de una forma de pensar y que nos lleva a una forma de sentirnos, pero también a una forma de interpretar, de comunicarnos, de actuar y de tratarnos a nosotros mismos y de tratar a los demás. Si ni nos damos cuenta de que esa forma de mirar viene de una forma de pensar, aún menos podemos cuestionarla.

Miramos desde prejuicios y preconcepciones, desde nuestros intereses (lo que puedo sacar para mí del otro o de una situación, me interesa y si no puedo sacar nada, no me interesa), desde nuestra memoria que me dicta cómo son las cosas dándolas por hecho como si fueran la única realidad, la verdad absoluta. Desde ahí votamos, elegimos, decidimos, hacemos y sentimos… 

En el sustrato de ese pensamiento se encuentra una concepción natural y zoológica de lo humano basada en la lucha por la supervivencia, en la creencia de que nada se puede cambiar y que aquí sobrevive el más apto, donde se pone al dinero como valor central y sálvese el que pueda. 

Esa forma de mirar que viene de esa forma de pensar, no sólo queda en uno, sino que influye en cuanto nos rodea, y su sumatoria va construyendo un tipo de sociedad que va llevando a un todos contra todos. 

Y no sólo eso, sino que esa forma de mirar es limitatoria, cierra el Futuro y nos deja en el sinsentido. Esa mirada es una mirada que discrimina, nos encierra e incomunica, excluye a otros, nos fragmenta internamente, y poco a poco y de este modo se va posando un manto de deshumanización, negatividad y violencia en la Tierra. 

Aprender a mirar de una forma nueva y distinta es aprender a ver desde dónde y cómo miramos, es atender a cuestionar y cuestionarnos todo lo que no vaya en una dirección humanizadora, positiva, buscando siempre la mejor salida para todos los seres humanos sin excepción. Se trata de una mirada transformadora e inclusiva. 

Se trata de una mirada activa y desposesiva que nos evidencia que cuán bueno es criticar lo que no va bien en uno y en otros, pero cuán mejor es que eso sirva para darnos cuenta de que es en uno mismo donde comenzar a hacer los cambios, a hacer algo distinto a lo que se critica. 

Esa mirada es apertura, es liberadora porque abre los límites que creemos que "naturalmente" no se pueden saltar, abre los límites del sufrimiento que genera esa cerrazón, ese encerramiento e individualismo sin salida. 

Aprender a mirar de una forma distinta y nueva no es "natural", es Intencional, y para intencionarla hay que estar Atento a desde qué predialogales y preconcepciones miro, interpreto y me comunico. Eso permitirá darnos cuenta de lo poco libres que somos aferrados a todo eso que creemos que es de una manera, que damos por hecho y nos da identidad, pero también ese darse cuenta nos da la opción de soltarlo e intencionar aprender a Mirar sin el velo de tanta ilusoriedad. Y es esa Intención la que abrirá el futuro y dará sentido a cuanto nos rodea. 

Esa mirada surge cuando ponemos al ser humano como valor central y nada ni nadie por encima de ninguna persona. En esa ubicación todo cambia, frente a esa cosificación, ese estatismo, se mira en proceso y en estructura. Es una mirada que suma a lo común, que se basa en el dar y no en el estar a la espera del recibir, que no busca peraltarse a través de la competitividad, sino que es colaborativa desde donde se construye el modelo de mundo al que aspiramos. 

Desde esa mirada se comprende que la comunicación es la herramienta no violenta más transformadora y revolucionaria. Desde esa mirada se comprende que sólo junto a otros e influyendo en otros podremos salir de ese individualismo y encerramiento que nos deja en el sinsentido.

Esa mirada es altamente afectiva. Esa mirada afectiva es la llave que abre la posibilidad para todos los seres humanos porque es una mirada que inhabilita comportamientos naturales. Una nueva civilización va a nacer, donde el valor del ser humano será el otro ser humano donde se comprenderá que que no hay límites en este camino de liberación, de humanización. Esto es futuro. Se trata de una mirada humanizadora.

"En tanto no experimente al otro fuera del para mí, mi actividad vital no humanizará al mundo. El otro debería ser a mi registro interno, una cálida sensación de futuro abierto que ni siquiera termina en el sin sentido cosificador de la muerte... Amo pues del ser humano su humanización creciente. Y en estos momentos de crisis, de cosificación, en estos momentos de deshumanización, amo su posibilidad de rehabilitación futura". (Silo. Acerca de lo Humano)

Desde esa mirada la creencia en los límites de algo tan “natural” como la muerte, se convierte en tan absurda como la creencia en cualquier otro límite. Desde esa mirada la muerte no existe como límite.

En estos momentos de crisis y cambio, es importante revisar la concepción que tenemos de lo humano para poner una Mirada Humanizadora a todo cuanto nos rodea y de este modo conectar con nuestro Propósito como especie: Humanizar la Tierra. Y “¿Qué es Humanizar la Tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límites, es amar la realidad que construyes…” y así “ni aún la muerte detendrá tu vuelo“. (Silo)


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